Por Lisvany Varens, Voluntario de Esperança
Tomar decisiones saludables nos ayudan a vivir una vida más larga y sana. Decisiones saludables incluyen lo siguiente: comer mejor, mantenerse físicamente activo, dejar de fumar y dormir más (7-9 horas). Tomar estas decisiones y mantenerse firme a lo largo del tiempo no es nada fácil. Sin embargo, las investigaciones nos muestran la importancia de crear hábitos saludables en nuestras vidas.
Un hábito se refiere a un comportamiento repetido con tanta frecuencia que este acaba convirtiéndose en una acción automática o hecha inconscientemente o sin necesidad de motivación. Estos hábitos son importantes durante lo largo de la vida, pero son especialmente importantes en la infancia. Hábitos que se crean durante la niñez, producen fuertes lazos durante el desarrollo de los niños. Si los hábitos son saludables, los niños van a producir fuertes lazos a una vida más saludable durante su desarrollo y para el resto de su vida. Lo mismo aplica si los niños crean malos hábitos que los puedan conducir a una salud pobre y falta de cuidado.
Una mala alimentación durante la niñez puede tener consecuencias peligrosas durante la edad adulta. La alimentación en los niños es uno de los aspectos más importantes en su desarrollo. Los padres son responsables de proporcionarles los nutrientes necesarios, además de crear en ellos unos buenos hábitos alimenticios. Una mala alimentación en los niños se refleja en la aparición de enfermedades crónicas en la vida adulta. La consistencia de comidas altas en azúcar como los duces, pasteles, helados o galletas pueden conducir a una diabetes tipo dos y obesidad. Esta diabetes tipo dos y obesidad se va a reflejar durante la vida adulta basada en el exceso de azúcar que se consumió durante la niñez. Adicionalmente, un niño que tiene hábito de consumir azúcar en exceso, es más probable que la siga consumiendo durante la vida de adulto.
A continuación, hablaremos sobre la falta de actividad física en los niños y los resultados que esto les puede causar en su vida como adultos. La falta de actividad física en los niños puede limitar la fuerza y el desarrollo de los huesos y músculos. Adicionalmente, puede incrementar el riesgo de las enfermedades cardiacas y obesidad al futuro. Realizar actividades físicas moderadamente, y reducir el sedentarismo, es una manera de evitar el desarrollo de patologías cardiovasculares. Los estudios demuestran que los niños que son físicamente más activos y practican ejercicio desde y durante la niñez, son más propensos a practicar ejercicio y mantener una vida activa durante la vida adulta y la vejez. Basándonos en la información adquirida a través de los estudios, la falta de establecer hábitos correspondientes a la actividad física y el ejercicio durante la niñez incrementan la probabilidad de enfermedades cardiacas y obesidad en la vida adulta.
Los niños necesitan seguir una rutina para sentirse seguros y tranquilos en su ambiente. Estas rutinas, como los hábitos repetitivos ayudan a construir un equilibrio emocional, físico y nutricional que les proporciona un mecanismo importante para su educación en la construcción de su personalidad. La repetición de estos actos continuos como la nutrición saludable y el ejercicio, forma hábitos y la repetición de los hábitos forman virtudes. Estas virtudes les ayudaran a vivir una vida más larga y saludable.